Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 17 de diciembre de 2016

SUSANA NÁSERA [2.211]


Susana Násera

Susana Násera nace un siete de Mayo en Málaga. Administrativa de profesión encuentra en las letras uno de sus mayores placeres, al que dedica la mayor parte de su tiempo libre. 

Su primer poemario “A contraluz” está escrito a lo largo de varias etapas, en la que ha intentado transmitir diferentes emociones; desde las más nostálgicas a las más intensas o pasionales. Sus poemas han sido publicados en las revistas digitales: Letra TRL, Revista Absolem y en la Fanzine de Maslibroslibres. Uno de sus cuentos fue seleccionado para la Antología Mexicana “Poemas, cuentitos y cuentotes”.



ME GUSTARÍA HACER UNA POESÍA

Me gustaría hacer una poesía
con el hambre de tu cuerpo saciándose en mí.
Una poesía con esa debilidad infinita
que me atraviesa cuando te siento cerca.
Me gustaría escribir
versos con la textura de tu nombre
y el sabor que deja la sal en tu piel.
Quiero escribir a escondidas una pasión que delira,
un tomento que enciende y provoca,
un deseo que arranca gemidos a mis labios
cuando mis manos son tus manos.
Quiero escribir para ti
teniendo tu presencia en el umbral de mi cuarto
desgranando todos mis secretos.
Y el aroma de tu piel envolviéndome.
Quiero hacer una poesía que te acerque a mi
y dejarme llevar al escribir solo para ti.




Te Pienso

Me desprendo de las horas de mi derrota
y te pienso en mi silencio.
Te pienso cómo ave que vuela,
humedad en la piel
y carencia que se desliza desordenada
entre mis certezas.
Te pienso y no puedo dejar de pensarte.
Ternura que respira ante el temblor del viento
y huracán del atardecer.
Con los ojos cerrados te pienso en el color de esta primavera,
y en el aroma de la desnuda ausencia.



Le Escribo A Él.

Le escribo al amor,
al sentimiento, al deseo y la respiración,
al verso infiel y al misterio que desnuda tu voz.
Le escribo a los instantes a escondidas bajo la piel
y al refugio silenciado en tus labios.
Le escribo al hombre atrapado en sus desvelos
y al agua que sacia mi sed, de él.




Poeta de Piel

Enamoran las palabras del poeta
que se deja llevar por lo que siente,
silente.

Fuego incandescente capaz de quemar quemando.

Don para seducir la carne
aromatizando letras con lo mucho y lo poco.
Que dejan en la mayoría de los casos el agrio sabor a nada.


Juglar que enamoras sin mirar consecuencias,
ni medir palabras.
Sólo con tu mirada acorralas emociones
y arrastras.

Poeta de mil mujeres, una musa y cien amantes.
Carne que tiene hambre.

Luz que no se apaga.

Hombre que mientes y no engañas
no hagas daño cuando amas.



Tú 

Tú.
Sí, tú.
Inundas de deseo mi pensamiento
renaciendo en el perfume de las horas.
Luz que incesante grita en mis silencios.

Una vez más, tú.
Me desnudas en cada palabra, encendiendo
miradas, piel y brasas.
Dilatando mi aliento en el abismo de lo imaginable.

Siempre tú.
Desangrándome en cada latido
y estremeciendo -incansable- mi desnudez.

Respiras en todos y cada uno de mis sentidos.




Emociones

Se abren páginas escritas 
con aroma de jazmín 
en el libro de un poeta, 
y me pierdo entre lágrimas y versos, 
en amor y desamor, 
sueños y deseos
que se piden a las estrellas. 

Y viajo entre nubes de hojas secas 
paseándome en el azul del cielo 
entre palabra y palabra, 
lentamente, 
intentando acariciar con mis dedos 
lo que pronuncian sus labios. 

Y existe la distancia y el olvido, 
la luz que viene y se queda, 
y el encuentro que se pierde 
en el rastro áspero de la soledad 
mientras la poesía viste su pasión 
con letras dulces y amargas 
que se escapan al entendimiento y la razón, 
desnudando emociones de sinceridad 
en largo camino hacia la felicidad.



Quédate a mi lado 

Quédate a mi lado
recitándome poemas entre los árboles.
Hoy tiene el cielo su color más azul.
Acurrucada en tus brazos quiero renacer
una y otra vez
muy pegada a tu pecho, respirando tu aliento.
Haz de mi vida esa poesía que no espera, se entrega y vuela...
Aire, tierra, mar. La casualidad.
Tú.




Desnúdame tú

Me desnudo en la palabra, en el verso, en el sentir eterno, en cada goce, en cada aliento, desnudo todo mi ser para poseer el aroma que envuelve al viento. 

Y me ahogo y respiro y afirmo y me dejo llevar por impulsos que no tienen fundamento al escribir palabras que reposan a la luz de la luna. 

Encendida me tienes, apagada plata en el universo. 

Y no lo niego, me duele el sueño, me quema y arde por dentro y en todo momento me pierdo y no me encuentro y luego, más tarde, solo sé que te pienso y tiemblo al pensar que en tus brazos me pierdo. 

Desnúdame el alma y el verso y la carne y el sentimiento cuando hablo y la luz prende emociones en la oscuridad. 

Desnúdame solo tú, lentamente, tú 

adagio en mi piel tú.



Cubres de caricias la clandestinidad

Vistes el recuerdo con mi nombre, deshaciendo pigmentos de luz entre gotas que se escapan a la lluvia. 
Arremete sigilosa la afonía en tu oscuridad. 
Cierras la ventana, la habitación tiene sombras que se marchan escondiéndose de cada palabra. 
Y desvelas cada noche lo prohibido entre sábanas arrugadas. 
Resuenan campanillas azules en la luz del crepúsculo. Rojo. 
Alas envueltas en piel recorren tu cuerpo desafiando a la excitación. 
Buscando refugio en los balandros que navegan con cautela, repletos de caricias por desembarcar. 
Encadenado a un sin sentido, extenuado por lo indebido, naufragas en la tempestad. 
Ahora sí tiene certeza la luna de tu delirio. 
Desarmado en la orilla, descansa entre brasas la espuma blanca. 
Sigue lloviendo dentro de ti. 
Y de mí. Lirio.

Un instante duró mil horas, desvistiendo de silencios palabras ordenadas. 
Cubriendo de amaneceres tu pensamiento. 
La luz de la mañana no es diáfana, se convierte en opaca. 



Aprendí

Aprendí a encontrar en el silencio 
la cara oculta de los astros. 
Mitigando las ausencias en cada orificio lunar. 
Desgranando palabras que se pierden en mis venas. 
Insistiendo en acariciar la sensatez 
con mi demencia. 
Atreviéndome a pedir el universo 
a la noche muda. 
Refugiándome en la condena de las sombras. 
Aprendiendo aprendí que el amor se mide en sueños que no se cumplen 
y en palabras intransigentes que son impermeables a la lluvia.



Eterna distancia

Tiene la ausencia 
la textura de las flores secas, 
y un olor a lavanda 
que hace que el abandono 
no tenga conciencia 
de los sueños que aún quedan 
en la distancia eterna 
y sombría. 
Tiene el deseo 
un sendero plagado de besos 
por desmembrar 
y un soneto con catorce versos 
sin terminar. 
Con sabor a viento 
se balancea altanero 
entre las olas del mar. 
Entre verso y beso 
hay promesas que salen del contexto 
y buscan algo más. 
Escupe el viento
espuma blanca 
que se difumina en la húmeda sal.




De piel

No me rompas la piel, 
rómpeme el deseo. 
Mojando mis puntos cardinales 
con tu boca. 
Bailando mi palabra y mi certeza 
en las estaciones de tu cuerpo. 
Manchando de saliva la poesía que me habita 
hasta difuminarla en los bordes de tus labios. 

No me rompas la piel, 
rómpeme el destino. 
Acuchillando mi carne con las vibraciones de tu cuerpo. 
Engullendo sombras entre sábanas blancas. 
Perfilando caricias con palabras. 
Escribiendo las entrañas de tu nombre 
en los instantes de luz. 

No me rompas la piel, 
rómpeme la muerte. 
Lamiendo la ausencia de tus ojos 
en la oscuridad del silencio. 
Despoblando de jazmines las caricias en mis muslos, 
vistiéndolos en las sombras de lo impronunciable. 
Preñando la lujuria de mi boca con las raíces de tu nácar. 
Descansando en mi vientre, consumido por el abandono.




Una poesía

Me gustaría hacer una poesía 
con el hambre de tu cuerpo saciándose en mí. 

Una poesía con esa debilidad infinita 
que me atraviesa cuando te siento cerca. 

Me gustaría escribir 
versos con la textura de tu nombre 
y el sabor que deja la sal en tu piel. 

Quiero escribir a escondidas una pasión que delira, 
un tomento que enciende y provoca, 
un deseo que arranca gemidos a mis labios 
cuando mis manos son tus manos. 

Quiero escribir para ti 
teniendo tu presencia en el umbral de mi cuarto 
desgranando todos mis secretos. 

Y el aroma de tu piel envolviéndome. 

Quiero hacer una poesía que te acerque a mi 
y dejarme llevar al escribir solo para ti.




Luz difuminada

Me inyectas poesía directamente en vena, 
desbaratando sílabas en el tiempo. 
Comiéndote las ganas obstinadas de mi deseo. 

Atando retazos de una verdad desordenada 
a las brumas de tu nombre 
para llegar a la plenitud de mi mirada. 

Y te cuento de mi abandono, 
de las noches en penumbras 
y las tardes enrevesadas en la inquieta distancia. 

Imaginando que se difumina la luz apagada del silencio 
venciendo el hambre por tus besos. 
Desnudando mi anhelo
cuando quiere descansar mi aliento en tu pecho.






-


No hay comentarios:

Publicar un comentario