RAFAEL HERRERA ÁNGEL
(Teba, Málaga, 1988). Licenciado en Filología Hispánica y Máster en Educación Secundaria por la Universidad de Málaga.
Ha colaborado en las revistas Analecta Malacitana y Gibralfaro con reseñas de crítica literaria.
Entre otros méritos suyos, cabe destacar que se ha merecido el I Premio de poesía en el Concurso de Jóvenes Creativos del Guadalteba (2006) y con el III Premio en el XIII Certamen de Poesía José María Campos Giles.
Ha sido colaborador y ponente en las Jornadas de Literatura y Cine celebradas en Málaga.
PINCELADA BOHEMIA
Invierno. Víspera de Saturnales. Mediático frío siberiano.
Las luces arden.
Desde aquí se divisa un mar petroleado.
Las sirenas cantan con sus voces naranjazules
y las raíces de los sauces han invadido la casa azul.
El timbre es una chicharra chirriante con ruda ronquera.
Abre el camarero-jefe de la casa que aguarda la tertulia de contrabando.
Se templa en su rostro
la languidez de una juventud canosa. El poeta viste su vida burguesa
bajo la apariencia de un dandi de etiquetas. Recita suave
como el que tiene la clave
para abrir el polvorín de Pandora.
Miro a su pareja con disimulo interesado:
mujer risa estirada treintaitantos Cae en su copa de rioja
una pestaña. Entre poema y poema, aplausos,
yo aprovecho para toser intelectualmente,
apurar la cerveza y los cacahuetes rancios.
UN FILO DELGADO Y CUASI ASCENDENTE
Un filo delgado y cuasi ascendente
de humo
por mi labio superior pasa pesado
Lo aspiro.
Las chaquetas están dispuestas en los aterciopelados sillones
una encima de otra como si copularan
con la monotonía de un color nauseabundo
y una mezcla de olores ásperos y arenosos. Aparece un relámpago de deseo
que se hace volcánico e inmenso. Salimos rodando hacia arriba
con una abrupta matemática pitagórica.
En el camino:
el aire plomeado de la ciudad
que choca con la luz violácea de palmeras sedientas un chiquillo rasguñado
que chupa su herida ferrosa que escuece el hijo bastardo del barbero
que apunta a los solteros en una lista…
Y nosotros, con nuestra altivez de capones viejos,
vamos a colorear fuera de las líneas.
DE UNA MORALIDAD HIPÓCRITA
Llegamos en acelerados latidos timbalescos con una esperanza incandescente,
la sangre se sostiene en fibras acrobáticas
y tocan un son pagano las órbitas descuadradas. Ellas con el miedo
a lo extraño, nosotros a lo ya conocido
(y a los posibles conocidos).
La carne no se acostumbra al roce y el dinero escasea.
Mañana será otro día.
Noticia en el periódico provincial:
«Tiempo de crisis»
«Unos cuerpos desnudos pudieron copular sin amor ante el reflejo de un espejo.
Ellas, con impaciencia por acabar,
ellos, por rozar lo Eterno».
DE VUELTA
Mientras saboreo bajo una luna de justicia las gotas de vino, rojas en el aire
y negras en bendita masa dentro de copas, oigo cantos tan tristes,
tan tristes como la gota
que se desliza fuera de la copa.
El dandi lloró lágrimas de resina,
que luego colocarían en las imágenes de vírgenes impopulares.
El Hada verde se baña en una botella revestida de pieles doradas y sigo oyendo
¿me hablarán los ángeles que guardan cisnes?
¿son las voces de unos labios divinos?
¿o mis ojos hacen plegarias a la Muerte? Antes, los ojos de los soldados poetas
eran comidos por alondras pasajeras;
ahora está todo tan calmado que soy capaz de llorar. Todo se vuelve
tradición y modernidad,
por eso sigue siendo demasiado fácil morir como para despreciar la vida.
En estas noches sonrío al volver a escuchar
mis pasos.
CON CINCO DUROS
Lloraré al amanecer
como un bohemio a orillas de la Seine o las jóvenes que se amaron
bajo el roble medieval de Aquitania enredando sus cabellos rubios de cebada.
Los poetas como los grillos
cantan desde lo más oscuro molestando al sosegado dormitante. La noche
avanza como un gato negro que rasga tus ojos verdes de lechuza,
mas la figura de San Pancracio me está señalando tu cadera
con su dedo miguelángico cuatrocentista. Me ha dado vida para darte vida
y ambos engendrar vidas.
¡Olamos los bordes de Venus y de Saturno! La luna,
Tajada de melón temprano,
será madrina en la danza mortuoria
de nuestro sueño en esta noche de verano.
LA CURVA MÁS CORTA HACIA EL CIELO
«Je ne fréquente ni la Synagogue, ni l'Église, ni la Mosquée.
Une coupe de vin c’est le chemin le plus court vers le ciel.»
ISMAËL KATI
Cuando una borrachera es
un adorno gótico de mitos flamencos una antigua presa que estalla agua
una huella que marca todas las direcciones una respuesta
a la pregunta arriesgada
un asfalto irregular de olvido
un pensamiento medieval céltico de felicidad bárbara dos neones rabiosos
que relumbran a dos o más jóvenes que deshacen el amor
a mitad de la canción
de un grupo heavy metal folk
Ningún intento de ir a la guerra:
es la paz burguesa de un aliento ebrio, donde ella es hoy la diosa
y el dios… Dionisos.
AL SUR DE LA REALIDAD
En aquellos días en que dejé
de ahogar las penas en alcohol, porque ya flotaban,
me entretenía escuchando
el sonido de las gotas en el asfalto mojado y en esquivar a los caracoles
aprender a dormir sin soñar
a mirar al hombre de la piel encallecida que lleva años sin sentir
pensar en el árbol que heredó la fortuna de Tolstoi
ver películas en sepia
observar a las mujeres tras un cristal empañado señalar con el dedo
otros dedos imaginar a una diosa griega
haciendo el amor con un dios nórdico. Cuando alguna pena intenta nadar
en vasos que contienen trozos de almas me propongo buscar
todas las posibilidades de la realidad
y, a veces, inventar otras.
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