ROSA YÁÑEZ GÓMEZ
(Sevilla, 1979) es Ingeniero Informático de profesión y trabaja como investigadora y docente en la Universidad de Sevilla. Su acercamiento al microrrelato, según confiesa, viene desde la poesía, pues ha publicado un cuaderno de poemas titulado El pergamino que contiene su nombre y el libro, autopublicado, Esto no es un libro de poesía. Mantiene el blog: http://rositafraguel.blogspot.com. Estas piezas son inéditas.
Chatarra que sueña
Chatarra que sueña
en las escombreras
el arrabal de la vigilia
creando mundos
para echarlos de menos
Próximos proyectos...
Levantarse un día para encontrar en el espejo
a alguien que no eres tú.
Buscarse entonces en los nuevos pliegues, en el puzle de la piel,
en el color nuevo de los ojos y ese labio prominente que amenaza.
No ser capaz de descifrar la curva de la barbilla
o la caída de las orejas.
Pasar las manos por las nuevas caderas y esas pantorrillas
que siguieron caminos desconocidos.
Vestirse con cierta vergüenza y abandonarse sin nostalgia,
como si no se perdiera gran cosa, como si no pasara nada.
Ajeno preguntarse adónde fue aquel que fuiste
y lavar esa cara de otro
y lanzarse a la calle a ver a los de siempre
que te reconocen enseguida
sin echarte de menos.
Aún a vueltas con el estupor
en el estado intermedio de la mudanza
sorprendida
funámbula entre el fracaso y el triunfo
me d
e
s
l
i
z
o
entre el miedo y la alegría
revuelvo los cajones, abro las ventanas, oreo los colchones
poniendo en orden la casa para la nueva estación
cansada
y
tan joven de nuevo
meto el fracaso en bolsitas pequeñas
guardo apenas tres o cuatro sonrisas que me regalaron
y un pájaro
ausente
de tanto llanto
salado mar
libre
al fin
convaleciente
A pesar de todo
El sueño que no mengua el dormido
el hambre que no calma alimento alguno
la voz en ahogo
las probabilidades mal trucadas
los estómagos prisioneros
calma chicha
devanando hilo sin ver ni un centímetro entre los dedos
murmullo de músculos de mármol
dedos cubiertos de hormigas
lengua inmóvil
una pequeña esperanza temblando al fondo de una pupila oscura
arrinconada tras el pelotón de las ideas
a punto de apretar el gatillo
pregúntate
¿hay vida antes de la muerte?
Se puede sentir el goce estético sin arte a la mano
Se puede crear sin tecla ni lápiz
Se puede vibrar porque sí
Reconvertirse y renacer
por un rayo de sol cualquiera
Todo se puede
Pero no estaría mal
salir del dique seco de una vez
y ponerle palabras
y tener al menos una oportunidad
de encontrar
una mirada que comprenda
cuántas cicatrices deja
la mordida de la belleza
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