RAMÓN FRANQUELO Y ROMERO
Ramón Franquelo y Romero, "Nemo" o "Remo" (1821-1875).
Poeta, novelista y dramaturgo malagueño, destacado principalmemente en el último campo y muy en particular en la llamada "comedia regional" de ambiente andaluz, de la que es uno de los primeros cultivadores. Destacan en su producción dramática los títulos El que se casa por todo pasa (1844), La guirnalda y La luz del Tajo, las dos últimas de 1863. Su obra poética fue publicada en 1848 bajo seudónimo (Nemo) y con el título de Cuentos, mentiras y exageraciones andaluzas. Escribió también la novela Un ángel entre dos diablos y la colección de leyendas El corazón de un bandido (1850). Fue conocido también por sus seudónimos de "Nemo" y "Remo"
FRANQUELO Y ROMERO es autor de Al descubrimiento de América. Poema en silva, Madrid, 1892; y de Frases impropias, barbarismos, solecismos y extranjerismos de uso más frecuente en la Prensa y en ¡a conversación. Málaga, Tip. El Progreso, 1910. En la portada de esta se lee después de su nombre: "Caballero Cruz de Oro de la Orden Romana 'Pro Eclesia et Pontífice', publicista salesiano, etc". Julio CEJADOR Y FRAUCA atribuye erróneamente a Ramón FRANQUELO Y ROMERO obras de Ramón FRANQUELO MARTÍNEZ. Tampoco son correctas las fechas de nacimiento y muerte. (Historia de la lengua y de la literatura castellana, t. VII, Madrid, Credos, 1972, p. 388.)
Una oda, de Ramón Franquelo y Romero
Por esas mismas fechas, el escritor malagueño Ramón Franquelo y Romero'" fechaba una oda compuesta con motivo de la erección del templo protestante. En tono encendido apela en ella al pueblo español para que luche en defensa de la fe y de la esencia tradicionales de España contra los enemigos que como la libertad y el protestantismo están profanando el suelo patrio.
Para este exaltado católico, "la lujuria vergonzosa, la infame apostasía de Calvino y Lutero" no se estancan en las brumosas tierras del Norte; bajan al Mediodía y se asientan en el sagrado corazón de España, "alzando un templo a la impiedad y el vicio" en la mismísima ciudad desde donde el "gran Felipe" las com- batió en otro tiempo. También veladamente alude Franquelo a una de las causas que añadía irritación al celo católico, como era el texto que al lado de una cruz figuraba en la fachada del tem- plo: "Cristo Redentor Eterno".
El símbolo cristiano y esta proclamación resultaban para Franquelo, como para otros muchos católicos, un "baldón" intolerable, y de hecho con- siguieron que desaparecieran del muro durante algunos años. Finalmente apela a las damas y a los obispos a que cesen en sus ruegos y, adoptando una postura más agresiva, se lancen al combate al grito de ¡Santiago y cierra España! Este enfoque encaja perfectamente en la línea ideológica del medio en que apareció. El Siglo Futuro, periódico integrista dirigido por el ultracarlista Ramón Nocedal.
Apareció con el título de "Oda" el jueves 16 de febrero de 1893. Pero más que una oda es, por su tono exaltado y la vehemencia interjectiva, una soflama ardorosa en forma de silva de setenta y seis versos, propia de uno de esos neos de "rosario y navaja" de los que habla Manuel del Palacio":
Al pueblo español con motivo de la erección en Madrid de un templo protestante.
Oda
¡Alza, pueblo español, llegó la hora!
¡Basta ya de sufrir! El impío bando
que, hipócrita, tus fuerzas explotando,
de dulces frases te durmió al arrullo,
con satánico orgullo
y procaz insolencia
arroja el antifaz y te escarnece
al mirarte yaciendo en la impotencia.
¿Lo has visto ya? Perece,
perece exangüe nuestra madre España,
y luto y lloro por do quier se mira.
De sus exhaustos pechos
no mana ya el licor que fecundante
la rica savia entraña
que hizo potente al pueblo que hoy espira [sic];
y mustios y deshechos
sólo se ven girones del rompido
alto pendón triunfante,
por la fe enaltecido,
que donde flota, flota escarnecido.
¿Y no lo ves? ¿Qué fue de tu grandeza?
¿Qué sima tenebrosa
Se tragó tu poder y tu riqueza?
¡Ah! De las logias en el antro horrendo
con astucia infernal alzóse un día
una palabra hermosa,
que tu labio, con ansia generosa,
incauto repetía.
¡Libertad, libertad! Con su sonido
aviva tu coraje,
y vil te lleva al fuego y al pillaje,
al robo y la matanza.
El mundo se extremece [sic],
y mira dolorido
¡cómo la santa libertad perece!
¿Qué, no lo ves? Cesó ya la pelea;
nada, insensibles, nuestro ador excita;
ni fe, ni hogar, ni patria, ¡nada amamos!
Sólo el gozar nos mueve y espolea,
e impasibles miramos
cual la raza maldita
de Sem al buen Jesús abofetea!
¡Y aún hay más! La lujuria vergonzosa,
la infame apostasía
de Calvino y Lutero,
ya no huye el claro día
ni busca en la medrosa
niebla del Norte - asilo a su torpeza-
el apoyo de reinas disolutas
y de impúdicos reyes.
Del lejano Aquilón al Mediodía,
sobre la faz del universo entero,
avanza, impone sus inicuas leyes;
e inerme ya tu voluntad y esclava,
alza su mano al fin, vibra el acero,
y en el Sagrado Corazón lo clava.
¡Míralo! Profanando el patrio suelo,
del gran Felipe en la ciudad grandiosa,
viene a aumentar tu duelo
un templo alzando a la impiedad y el vicio,
que le permite tu conducta necia,
y a grabar en su vasto frontispicio
su orgullo y tu baldón. Hoy te desprecia.
¿Basta, basta; no más! ¡Damas ilustres.
Prelados venerables,
cesad en vuestro ruego! Si execrables
enemigos nos cercan, mil legiones
se alzan ya poderosos. ¡Sus, leones!...
¡Santiago y cierra España! ¡El santo grito
con pavoroso acento
lanzad y huya el precito!
¡Surge, pueblo español! Y si el concento
de mi lira no basta inacordada
para llegar al fin por que suspira,
yo romperé mi lira
y con sus hierros forjaré una espada.
Ramón Franquelo y Romero
Málaga, Enero 1893
A. M. D. G
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