Bernardo Santos Ramos
Nació en Vinuesa, Soria, en 1962, aunque reside en Sevilla desde 1970, hace más de 40 años. Tiene 3 hijos y es especialista en farmacia hospitalaria, actualmente trabajando como Jefe de Sección de Farmacia en el Hospital Universitario Virgen del Rocío.
Ha publicado:
Terraza al infinito (Editorial Padilla, Sevilla-año 2000)
Amor desobediente (Editorial Padilla, Sevilla-año 2002)
Con el paso cambiado (Editorial Padilla, Sevilla-año 2006)
Con el paso cambiado (nuevamente). Ed. Baile del Sol, 2012
Han aparecido sus versos en algunas revistas. En revistas universitarias de la Sevilla del siglo pasado, en recopilaciones de grupos, revistas minoritarias y en revistas como:
Culturamas http://www.culturamas.es/blog/2010/04/22/poemas-de-bernardo-santos/
Youkali http://www.youkali.net/6b2a-YOUKALI-PoesiaVidaCapital.pdf
La hamaca de lona (nº 24)
Aparecen sus versos en varias antologías:
· Letras derramadas. Selección de poesía erótica. Montevideo 2002. (ISBN 9974-663-27-X)
· Cierzo Soriano. Poetas para el XXI. Soria 2003. (ISBN 84-932876-1-X)
· Voces del extremo, en las ediciones de:
2004 (ISBN 84-95327-57-0)
2006 (ISBN 84-95327-37-6)
2008 (ISBN 978-84-8163-450-1)
2009 en Béjar y 2009 en Moguer (ISBN 78-84-8163-483-9).
GLOBALIZACIÓN
Mentiras en 625 líneas,
el mundo miente a toda página y la realidad y el país se desconocen.
Mienten muy bien desde el estrado. Miente el capataz,
el intelectual a sueldo y el director general
-- tahúr que vende ideología como ciencia matemática--.
Miente el embajador, el senador,
el escultor, el cantante y el poeta.
Todos mienten.
El general explica un mapa falso y miente a las viudas.
El periodista vocea las mentiras.
El taxista y la portera multiplican ecos falsos.
Es la misma mentira repetida, reiterada, mentira,
que parece casi una verdad, que por omnipresente, se abre paso.
Sin embargo, hay un hormiguero tenaz de descreídos,
eternos perdedores de una causa invencible,
que han jurado veracidad incandescente,
que palpan la realidad con la suela del zapato,
que se juntan en la plaza, colmando avenidas,
llenando de verdad la tertulia, la cátedra,
el correo electrónico y el boca a boca.
Con el paso cambiado (nuevamente). Ed. Baile del Sol, 2012
VINUESA 1
Perderse entre los pinos. Subir a lo más alto para encontrar los huecos infinitos y oír a los átomos por las agujas verdes. Sentir la tensión de aquel músculo olvidado cuando aprieta el repecho. Respirar hondo para meter al mundo en las costillas. Hacer crujir la ramas secas con las botas viejas. Mirar la montaña y predisponer el corazón a la llanura.
Hacer resonar en el fondo de la caja torácica una oración, una alabanza a la belleza, una petición de la justicia. Ver el haz atravesar la espesura. Parar y beber un chorro de agua clara. Saludar a las cumbres desde la humildad humana. Tener un pensamiento para los que están lejos; para los cuerpos que habitan sólo en el deseo.
Y por encima de todo regresar. Volver a ver los prados, las cercas, los aperos olvidados contra el muro. Reconocer la carretera con su puente. Regresar sobre todas las cosas. Sentir que pisamos la calle, los escalones de la casa. Reconocer que el mundo gira, a pesar de todo, que hay una dimensión humana de las cosas. Entrar de nuevo a la faena, ponerse manos a la obra.
Del libro “Vinuesa, Zahara y otros lugares”
VINUESA 2
A Mercedes Álvarez, porque el cielo gira
Somos a la vez cambio y homeostasis, identidad y pura agitación.
Pero hoy me ocupa el remolino que somos, con su vórtice. Un contenedor de electrones imparables, cuyo spin gobierna el caos. Un río de humores que si se para ya no somos. Una red de neuronas para el rayo. Una vertiginosa colección de movimiento.
Más aún en esta tierra trashumante, a la deriva entre los pinos. A merced de las corrientes verdes y del ocre mar de fondo; sin gobierno, quizás desarbolados. Somos enjambre de la química, un universo proteico cada día diferente. Movimiento por dentro y por fuera. Caos que contiene al caos y que en el caos se mueve.
Como el Duero; como oveja en el aprisco, como nubes de Castilla, como hormiguero. Somos aire que entra y que sale, móviles como el baile y el gesto. Buscando el abrigo, recolectando.
VINUESA 11
Glory days well they’ll pass you by.
Glory days in the wink of a young girl’s eye.
(Bruce Springsteen)
Es la piedra fría, la misma piedra fría. Es el mismo muro adusto. Los jóvenes no saben que los deseos no son sino corredores de la sangre. Es la misma calle, la misma hora del día. Este mundo atroz es un amorfo constructo del destino y de nuestras omisiones. Es el mismo escenario. Todo preparado para empezar de nuevo.
Rebobinemos. Los deseos se anclan y se levan con suma facilidad. Pero sobre los hechos ya no se puede sino mirar hacia otra parte. La luz es la misma, el mismo viento. Está todo dispuesto. Sólo faltamos nosotros para desprendernos lentamente de nuestra formulación inicial. Caprichosamente nos hemos ido diluyendo y solo jirones quedan. Del espanto del mundo hay algo que decir.
ZAHARA 3
Avanzan ya banderas de unidad / y tú vendrás marchando
junto a mí y así verás tu canto y tu bandera florecer.
La luz de un rojo amanecer / anuncia ya la vida que vendrá.
(Víctor Jara)
Ser liviano y poderoso. Nadar empoderado por el mar, etimológicamente entusiasmado. Mandar al cielo un desafío de armonía a espalda. Flotar por encima de todas las cosas. Ser el centro de los rayos y hundirse hasta donde no haya sol.
Reconocer, en la orilla, que los seres humanos somos especie vulnerable, que la incertidumbre alumbra nuestros pasos y el abundante error alimenta las pupilas.
Este latido en esta latitud. Hoy aquí yo.
El ser humano, esa conquista de la filosofía y del agua salada.
ZAHARA 4
Olvidar que la materia es vacío, que un infinito de la nada existe entre dos electrones. Que el tiempo es vacío, que la memoria no es nada. Que es nada el olvido.
Preguntarse por qué este siglo, este año, este instante. Preguntarse por qué este continente, este cuerpo, esta playa, este amigo.
En 1871 Mendeleiev definió la primera tabla periódica dejando huecos para aquellos elementos que aún no habían sido descubiertos.
Dejar huecos. Dejar huecos.
dos negruras no hacen una luz
como dos no suman uno
si uno se empeña en no sumar
si uno es carne de membrillo en la casa de empeño
por más que se empeñen
padres, maestros, jueces, policías,
predicadores, gurús, los telediarios
por más que se empeñen
cuberterías de plata, y manteles de hilo
por más empeño que quepa en una mano
avariciosamente hacia ti
hay empeños congelados
ciega
yerta
pétrea mano que hoy no es eficaz
dos negruras no hacen una luz
y dos jirones no hacen drama
de la vacuidad de corazón
del despojo de flor
ni aunque se empeñe toda la escuela de Boston
Del libro inédito “Steady cam”
BIOGRAFÍA, POR DECIR ALGO
En medio de mi alrededor, fui voyeur,
lector, copista de bellas biografías,
espectador y hagiógrafo de la libertad que me falta.
Cronista y relator, compilé los besos y los versos de los otros,
los viajes y las risas de otros,
las noches y los días de otros,
los deseos y los sueños míos.
Como un filatélico guardé el placer ajeno en mi álbum triste,
desde la barrera, desde la sala de doblaje.
Bibliotecario y farmacéutico,
clasifiqué el tiempo y el espacio en que otros se movían;
en las orgías siempre estuve en la intendencia,
en los días en que se hace la historia, miré bien para contarlo.
Ni autor, ni director, ni actor, ni siquiera personaje,
me situé en el patio de butacas.
El río de Heráclito lo he visto desde el puente.
No confieso que he vivido, ni estuve a la sombra del ángel.
Tampoco perdí arboleda alguna,
pues del páramo salí camino de la estepa.
Del libro “Con el paso cambiado”
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