Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 23 de mayo de 2012

1290.- CAROLINA DE SOTO CORRO Y GONZÁLEZ



Carolina de Soto Corro y Gonzälez
Esta célebre poetisa nació en Sevilla en 1860, aunque fue en Jerez de la Frontera donde transcurrió su infancia y sus años de formación, y donde publicó una colección de su obra poética, en el diario jerezano El Guadalete. Carolina Soto y Corro fundó la Revista Asta Regia, el 26 de enero de 1880, en compañía de su ilustrado amigo el joven poeta y distinguido letrado Fernando de Lavalle y con ayuda de varios jóvenes escritores. Fue premio en el certamen celebrado por la Asociación de Escritores y Artistas de la provincia en junio de 1878 y Mención honorífica en la Exposición Regional de Cádiz en 1879 por Una Leyenda caballeresca de la Conquista de Cádiz.

Cabe destacar que Carolina Soto y Corro envió a Faustina Sáez de Melgar, el 8 de julio de 1881 desde Jerez de la Frontera, una carta en la que le incluía información sobre algunas de sus obras y actividades para que las insertara en "Las Mujeres Españolas, Americanas y Lusitanas, pintadas por sí mismas", de la que esta última era directora literaria. Además, el escritor jerezano amigo de Carolina, Fernando Lavalle, escribió, en abril de ese mismo año, valiosos datos para que la semblanza de la directora de Asta Regia quedara completa. Aquí se muestra su afán de libertad.

Desde 1886 residió en Madrid, dedicándose a las letras y desarrollando su actividad en academias y liceos nacionales y extranjeros, en 1888 la Biblioteca Nacional la premia por su antología Poetas andaluces contemporáneos. Carolina Soto y Corro fue prolífica en su escritura: novelas, libros de poemas, incluso obras de carácter didáctico para la enseñanza en las escuelas, siempre en un tono conservador, a pesar de sus acercamientos a ideologías más progresistas como la Institución Libre de Enseñanza. Es el caso de El faro de la virtud, libro de lectura para las escuelas. La mayoría de sus trabajos son en verso; entre ellos se pueden citar: La Caridad, Bendito el que hace bien, El preludio, La oveja perdida, Sueño de Gloria, No es el oro..!, La noticia del pastor, Historia de ingenio, A una nube y Dios te lo pague. Escribió un discurso en la Academia de Buenas Letras de Cádiz, en contestación al de la escritora Josefa Pujol de Collado, al recibirse de Académica. Entre sus intereses cabe citar numerosas lecturas en veladas literarias y la autoría de algunas comedias aún inéditas. 

Murió el 4 diciembre de 1904.

Para acabar, quiero comentar dos pequeños libros que personalmente me han fascinado: El diablo en el Púlpito y El Santo de la Aldea. En el primero, escrito en Madrid en 1889, brinda en su prólogo una dedicatoria a su tío Antonio González Renero en el que ensalza con alborozo a Andalucía: "Querido tío: en mi última visita a ese alegre pueblo de mi amada Andalucía me refirió V. persuadido de lo verídico del caso, por haberlo escuchado a su vez de boca de una respetable persona, el raro suceso que hoy me atrevo a publicar. Nada más natural, por tanto que a V. sea a quien dedique este pequeño trabajo que, aunque modesto en extremo ruego a V. que lo acepte como un humilde recuerdo mío". El segundo, El Santo de la Aldea, escrito en Jerez en 1885, dedicado a José Rodríguez González: "A ti querido, primo, va dedicado este pequeño poema, sin pretensiones ni méritos. Te debo favores de esos que no se olvidan nunca, y la gratitud es la moneda de más valía con que puedo satisfacer mi deuda. Recibe este humilde trabajo como recuerdo de tu prima".

Otras obras: Corona de Teresa de Jesús, por una hija nazarena, Colón y América: Poema Histórico (1892), Mauca: novela original (1917), Violetas y Siemprevivas (poesías) y El terremoto de Andalucía (1885), que podemos leer en nuestra Biblioteca Municipal.





    No temo al mundo

                        Si á sus flaquezas
                        Ni á sus envidias
                        Sí á sus miserias
                        Soy como el ave
                        Que rauda vuela;
                        Voy á la altura,
                        Vuelvo á la tierra
                        Miro las  flores
                        Salto contenta
                        Vivo tranquila
                        Y tanto tierna.

         




                                   Pasan las horas y el pesar no acaba,
                                   Todo en tinieblas y en silencio sigue,
                                   ¡Ay! Que tambien en mi doliente pecho
                                               Es media noche.          



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