Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

lunes, 22 de agosto de 2011

766.- FAUSTO BOTELLO



08/04/1970 - ABC SEVILLA (Sevilla) - Página 27 
Lectura poética en el Ateneo de Sevilla. De izquierda a derecha: Manuel Lauriño, Manuel Garda Viñó, Fausto Botello y José María López Estrada





Fausto Botello. (Sevilla, 1932)
Poesía: El corazón a pájaros (Alcaraván, 1960) y Elegías de Oromana (Col. Adonais, 1973)




HE APRENDIDO A VERTE

He aprendido a verte en los arroyos,
en los vértices mudos de las piedras,
en el hueco blanquísimo del nardo
que nos llena las manos de perfumes,
en las palomas altas que acarician
los dominios de Dios con blandas plumas,
en todo lo que es puro y delicado:
agua, geometría, flores, vuelo…
Si es que palpo la brizna menudita,
si es que el viento me mulle los cabellos,
si me roza la tierra, si el sol viejo
vierte su oro caliente entre mis labios,
yo te presiento a ti, tengo tus besos,
tus caricias ardientes, tus delirios,
galopando mi sangre como un potro.

¡Oh mujer, mujer mía –apasionada
como el rumor del bosque, como el aire
que nos aprieta el alma sensitivo,
como la hierba verdecida y dócil
huérfana de tu paso–, yo te traigo
hasta el pretil sonoro de mi boca,
jubiloso y feliz, porque he tenido
–esta tarde con Dios y Primavera–
tus caricias azules por mi cuerpo
y he aprendido a verte en los arroyos!








PLENITUD DEL AMOR

Primaveral muchacha,
dócil con las espigas y con las amapolas...
Flor para mariposas y para el viento rama.

Era mi voz más dulce la paloma
que el lazo te anudaba
azul-celeste sacro, a la cintura.

Nido pequeño para mi beso
el labio tuyo daba
calor a mi sonrisa volandera.

Blanda y curva, tu mano acariciante
con un algo de mar iba y venía
desde la tarde al sueño
por la ruta dorada de los pájaros.

Te coronaba junio, como a Ceres,
triunfadora de frutos, bienamada
por árboles y flores, a la orilla
suspirante del alma que discurre
fertilizando vida.

¡Mediodía feliz de corazones!
¡Plenitud del amor sobre nosotros!

Y yo, cantando, saludaba al campo
-campana el corazón para mi júbilo-
con tu nombre apretado entre los dientes,
dando gracias a Dios por tu milagro.










EN LA TABERNA


Esquivando el portazo de la tarde,
cuando las horas de hacen plomo y pesan,
la calderilla araña los bolsillos
y se empañan de grises las tabernas.


Enternecen sus labios con colillas,
emborrachan el humo con tristezas
y escurriendo nostalgias en los vasos
sobre un fondo de angustias se contemplan.


A las cartas se juegan las ternuras,
asesinan el ocio con sus lenguas
y gobiernos deponen con palabras
cuando remonta el tinto a las cabezas.


Sindicando caricias y deseos
la sangre de mujeres se les puebla
y el cristal de los ojos enmohece
mientras salpica el barro sus conciencias.


Y si en el frente se les clava el lujo
del hombre bien vestido que pasea,
dicen: "Cochino capital". Escupen...
Y se beben de un trago sus tragedias.





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