Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 13 de agosto de 2011

736.- GINÉS LIÉBANA


Ginés Liébana Pintor y escritor español, nacido en Torredonjimeno (Jaén) en 1921, miembro del Grupo Cántico de Córdoba.

Pasó su infancia y adolescencia en Córdoba ,asistiendo a la Escuela de Artes y Oficios. Posteriormente funda la revista poética Cántico, junto a Ricardo Molina, Juan Bernier, Pablo García Baena, Julio Aumente y Mario López.

Desde entonces viaja intensamente por todo el mundo: París, Río de Janeiro, Suiza, Lisboa, Venecia... En los años sesenta se asentó en Madrid, donde permanece dedicado plenamente a su obra.

Su pintura, elaborada, miniaturista, mágica y simbólica, refleja toda su sensibilidad andaluza, intensa, ritual y sensual.

En la literatura se mueve magistralmente entre poesía y narrativa. Algunas de sus obras son:

Donde nunca se hace tarde, El libro de los ángeles, El mueble obrero: (redoble bárbaro), El navegante que se quedó en Toledo, Resucita loto, Penumbrales de la romeraca, Síntesis, La tarde es paca, Travesía de la humedad, El andaluna: linaje del sur, Bestiamante
Premios

Medalla de Oro de Bellas Artes 2005
Medalla de Andalucía 2010
Hijo Adoptivo de Córdoba 2010
Recibió la Fiambrera de Plata del año 1999 concedida por el Ateneo de Córdoba.



Poesías de Ginés Liébana

POESÍAS

A la tristeza le he dado un mínimo espacio
y, aunque sucedan cosas que confunden,
la dejo entrar en mi estacada.

Retengo su agrazón
porque estaba en los instantes en que te conocí.

No sé si venía de dentro --llegó sola--,
o si era sólo rumor.

(No puedes condenar lo que, sin ser llamado,
entra al lado de la dicha. Una vez expulsados,
en el paraíso no se construye nada. )

En mi destierro --enclave de favorable don--
he levantado cuatro muros para protegerla.
Ahí sigo, reparando el impulso de un nuevo
sentimiento con el soplo que tiene el enigma perdido.




Súplica

Señora Memoria: / convenza usted a la melancolía de que deje / de elegirme a mí para llenarme el corazón / de relatos que me suenan a fuego y / con los que acabo discutiendo.

Señora doña Memoria: / no me prohíba entrar en su emparrado.../ Entrégueme la vara y los racimos como / la muchacha que le abre la puerta al guerrero / y le da lo que el mar le regala.

Invóqueme con el ángel del vino, / guardián de la zona que abandonó / el crepúsculo sin cobertura.

Errante

No vengo a recibir reproches. / La caja del inconveniente tiene mala cerradura / y la mentira lo aprovecha para guardar sus trajes.

Mi corazón camina entre alambradas / con más tiros que la bandera de Nápoles.

Mis gritos atraviesan las nubes. / ¡Tú tienes la culpa por mirar como miras! / Hasta insultándome resultas. / Tu cerrazón me complace. Las cosas que tienen buen rostro, cuestan poco. / No des más quebranto a tu desdén / ni pases la radiosa rueda / sobre mi arañado corazón.

Dificultad

Confabulado con lo enardecido, / el infinito la cierra el territorio a mi llegada/ y el sol lleva una rosa de fuego en la maleta. / La desazón que tan ansiosamente padece este conflicto / me empuja a la búsqueda de un corazón sediento. / Duermo vestido para cumplir con el manual de la cortesía / porque los sueños tienen un padre simulado / que en los días sin luz no se deja ver.





INCISO DIDÁCTICO

Ante la temblorosa incertidumbre no me dejo ver.

Me vuelvo, me desvelo de mí,
nutrido de abrasante espera.

No levanto ni un terrón del suelo.
Me arrastra un duende-niño.

Con temblor me arriesgo a que el aire elegido
pierda compostura.

La puerta de bronce cede a la estampa temprana de tu boca.



LA EQUIS MISTICA









COLIBRÍ DE ESPADAÑA

No sé nada del hombre que hay dentro del ángel
ni de lo que inspiran sus modales.
Saborear su hálito es otra cosa que respirarlo.
Su rostro amontona rasgos de perfilera inspiración.

¿Qué hay que poner en su maleta que no sea ropa?
¿Qué hacer con lo que sale de su vuelo?

Su gracia es semejante a un imprudente juego que obliga
a ondular la improcedencia de los protectores de la sabiduría.

Toda divagación del ángel se activa en el desequilibrio.
Supone coser los ojos al lagarto para que no se distraiga.

El hedonismo más carnal se aproxima al espíritu.











Me quiebro dentro y no te cuadro, si pienso que
a partir de hoy las cosas se van para siempre.
Cambié mi preferencia.
A partir de ahora me voy a alejar de ti.
A partir de hoy te vas al olvido.
El amor se acaba a partir de hoy, y con la madera que te dejo al irme
hazte una cruz o una hoguera para quemar la decepción.
A partir de hoy te va a hacer bien el agua.
La lluvia que cesa no deje memoria.
Te metiste en mi y yo no estoy en tu piel, así que a partir de hoy
búscate el íntimo rigor de tu sustancia, y tócate el alma, ya que a
partir de hoy tu cálida sangre va a suplicarte que le des fin a la ansiedad.
Confórtate que la nada no duele.
La desesperación no necesita techo.
A partir de hoy da por cierto que se pasó la vida, que el amor se fue.
Es duro prescindir del fruto que adolece de tacto.
En el débil hilo de arena que se desliza en el reloj,
la soledad desmartelada abraza la amarga herida del recuerdo.
No voy a cenar.
No será preciso quitar las migajas del mantel.
Mi servilleta se queda para siempre doblada a partir de hoy.



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