688.- MARIBEL AYALA MONTORO

Maribel Ayala Montoro, nace en Jaén 28-8-1943. Maestra de Primera Enseñanza en esta Capital, especialista en Lengua, con ejercicio hasta el 31-8-2003.
Por circunstancias personales alejada por decisión propia de los círculos literarios, moviéndose entre una total discontinuidad en sus entregas al público lector.
Puede pasar por ser exponente de la creatividad poética femenina jienense y con una obra tan concreta de recia hermosura como de personales registros.
Ha realizado diversas exposiciones individuales de pintura entre los años 1982-1992 y en algunas colectivas. Así como asesoría escenográfica.
Dentro de la actividad literaria tiene: artículos de opinión en prensa, recitales, ensayos como el de las "Tres Morillas de Jaén", editado en la revista cultural "Senda de los Huertos" nº 53 y 54.
Diversas publicaciones jienenses de poesía en las revistas poéticas "Claustro poético", Trazos Senda de los Huertos, Azor, Escuela Española y en periódicos hispanoamericanos, tal como "La Religión", de Caracas.
Por cuanto hace a su obra en libro "Un letargo que palpita", aun inédito, fue finalista en 1980 del certamen cordobés Ricardo Molina. "Perder la Luz", es el primer poemario editado. Por unanimidad bajo plica en el VII Premio Internacional de Jaén (Club 63), año 1984, publicándose en ese mismo año. "Voz y Palabra", libro editado en el año 2002 por la Diputación Provincial de Jaén. En la actualidad revisa un nuevo libro sin título definitivo.
Incluida en diversos panoramas poéticos contemporáneos giennenses tales como:
-"Guía Literaria de la Provincia de Jaén". Autor Aurelio Valladares Reguero, edita el Instituto de Estudios Giennenses, CSIC, CECEL, Diputación Provincial de Jaén, año 1989.
-Jaén "Colección Nuestra Andalucía", tomo IV, edita Andalucía. Editora Regional del Sur, S. A. Granada.
-Jaén "Pueblos y Ciudades", pág, 1481.
-Una breve antología en la revista "Senda de los Huertos!. Jaén, año 1993.




IRÁS caminando, teje en
rueca de hierro y oro, para
esperar del tiempo y
nunca decir ya. Siempre
es época de hilar.
Y...

CUANDO tu dulce mirada,
ágil, alegre y triste,
roba del día el destello
oculto, que tú descubres
librándolo de la atadura,
inclino mi nebuloso mundo.
Navego y me fundo en tu bullir de jilguero
acariciando con mis ojos esa balada de vida.
Gimo ahora
imaginando dónde está.
¿Moriste
en ese tiempo
no visto, jilguero?
En busca de qué
zozobra la alegría.
Ya...

JUNTAS ese calor de tu alma,
a mi latir del día cansado,
impregnas mi soledad de paz
mutando mi valle de preguntas
en ventana de largo paisaje.