Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 10 de julio de 2011

491.- DIEGO MEDINA MARTÍN


Diego Medina Martín (Málaga, 1946) publica su primer libro en Madrid en 1972 en la editorial Ricardo Aguilera con el título de Amanda no te preocupes que Artistóteles se ha ido. En 1978 funda y dirige la revista de creación literaria y gráfica "La Corná de Málaga", habiendo publicado desde su fundación 21 números en papel y uno en soporte digital. Ha colaborado con el Sur Cultural, Papel Literario y con las revistas: Canente, Coridón, Palabras del 27, Calas, Parnaso y otras. En 1992 publica la novela Esperando al lado de la ventana, en la editorial Libertarias. En 1996 en la editorial Virazón de Málaga publica el libro de poemas Rebote en Zalia. En 1997 el Ateneo de Málaga le publica el libro también de poemas CD Ritmo sincopado. En el 2000 publica el libro de poemas Sólo tierra permanece. En el 2005 publica el libro Redpública y otros relatos. Colabora con distintas revistas literarias en la red, así como: Laplazahumana, Prabellum y otras. Actualmente se encuentra trabajando en otro libro de poemas y una novela y dirige la colección de poesía Monosabio del Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga.

Publicaciones
"Esperando al lado de la ventana". Narrativa. 1992.
"Solo tierra permanece". Poesía. 2000.
"Redpública y otros relatos". Poesía. 2005.

Otras publicaciones
"Rebote en Zalia". Poesía. 1996.




mi sangre se derrama por las paredes

por el paseo marítimo de levante
corteses grafiteros pintan mi nombre
en paredes desconchadas por la sal
y me gritan :
cháo diego!
para cuando el próximo poema?
sé que nunca perderé el mar
y eso es jugar con ventaja
no espero ahogarme en la orilla
sin embargo un árbol frío
me recorre el cuerpo
el recuerdo de cadáveres celosos
de mi espacio y de mi tiempo
prolongan el pensamiento
he hecho una vida
y existo sin más falsedad
que la parte que me toca
se esperar lo que tenga que venir
ahí no pierdas cuidado
detrás de este sol
cuanto sol
cuanto mar
cuanta dicha
rechino suavemente los dientes
cuanto amor
hubiera o hubiese podido
estar sobre la tierra
y la pupila negra
de los ojos negros
certifican la ausencia
de jinetes negros
porque en esto si amenazo con la muerte
no caben mentiras ni perdidas
ni palabras parecidas las unas
a las otras
toda historia puede ser cruel
y se olvida
santa palabra el olvido
nubes planas bermejas y hace calor
un calor que podría dejarme callado
como amante
golpeo una barca varada
con mi sombrero de fieltro
y me abandono sin dolor
al vuelo de gaviotas malolientes
chao diego!
para cuando el próximo poema?
tu sangre chorrea por las paredes.










Si acaso muero

si acaso muero
si tuviera que morir
un viento breve
hará que recobre la sintonía
con mis iguales
espaciaré cada verso
por los que ya no sufro
satisfecho chasqueo la desesperación
y
la lanzo al fondo de los pozos
de acero y brea
alegre oigo el rumor de las olas
desde el acantilado

habré querido hundir los sudores
de toda una vida
en el lecho serpenteante
del arroyo que alimenta
el mar de mis entrañas

reconozco el sol naciente
me perdono soy un poeta menor
y
caeré bajo las ruedas
día a día
piedra a piedra
con los últimos vientos
cerca de casa y
de tu corazón

al atardecer con las velas desplegadas
la luna en el mar riela
en la lona
llegaremos ahora tu
después yo
a la playa
fija
entera
colmada de dulzura mustia

puertas que se abren repentinas
hacen brotar mis lágrimas
yo me he ido
tu te quedas en la ribera

conociendo mi nombre
amenazando mi vivir
con tu disputado gozo






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