Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 8 de julio de 2011

475.- SALVADOR GARCÍA RAMÍREZ


SALVADOR GARCÍA RAMÍREZ. Rus (Jaén) 1958.
Profesor y director del Instituto de Bachillerato de Baeza, licenciado en Ciencias Físicas, maestro y diplomado en inglés: ha sido el ganador del Premio de Poesía "El Olivo" de 1999, convocado por el Ayuntamiento de Jaén, con la obra "La hora del vigía", publicada en el 2000; en el 2002, el ayuntamiento de Rus, su pueblo natal, le ha publicado el poemario "Ruradia: remota república", en el que indaga por los territorios de la memoria y de la infancia. Ha sido incluido, como doblemente finalista, en el libro para poetas noveles: "Quinto Certamen de Poesía", publicado en el Principado de Asturias dentro de la colección "Voces del Chamamé". Sus poemas han sido recogidos en diversas revistas como la antología de escritores andaluces actuales que recopiló "Extramuros" (Granada, nº 23 y 24), en "Calamar" (Burgos, nº 5), en "La poesía, señor hidalgo" (Barcelona, nº 6), en "La hamaca de lona" (Torredonjimeno, nº 11) y otras. Ha obtenido el XVII Premio de Poesía de la Fundación García Lorca en Barcelona. Ha sido el ganador del IX Certamen de Poesía "Adolfo Utor Acevedo" con el poemario "Ríos de arena", publicado por la Casa de Andalucía en Denia (Alicante) en el 2005. También en el 2005, obtiene el prestigioso Premio de Poesía de la Ciudad de Alcalá de Henares con su libro "Nudos", editado y presentado en abril de 2006. En su otra faceta de profesor de física, ha publicado también el libro: "La luz: inmenso e incesante flujo de fotones", junto con otros licenciados de Física y Química, en el Departamento de publicaciones de la Consejería de Educación (Junta de Andalucía, Sevilla, 1995)
Publicaciones
"La hora del vigía". Poesía. 2001.
"Ruradia: remota República". Poesía. 2002.
"Nudos". Poesía. 2006.

Otras publicaciones
"Voces del Chamamé". Poesía. 2000.
"El Instituto de Baeza a Machado". Ensayo. 1997.
"Poesía Solidaria". Poesía. 2007.
"De punta a cabo". Poesía. 2003.
"Estramuros Revista Literaria". Poesía. 2001.
"La poesía, señor hidalgo". Poesía. 2002.
"La hamaca de lona". Poesía. 2002.
"Calamar Revista de Creación". Poesía. 2002.
"El coloquio de los perros". Poesía. 2006.




MAGNITUDES

Por mucho que te esfuerces
resulta siempre
tan difícil medir la impertinencia
del yeso en la hermosura,
datar el artificio,
el anuncio, el revuelto como está
con los volúmenes.
Resulta tan difícil calcularse
al pie de los solsticios.

A quién le sirve
vivir sin lamentar la longitud del perro,
la dimensión del árbol y el palacio
simultáneamente,
la roca por demás,
el soplo que ocupó tu dinastía.

Tendrás que perseguir la eternidad
con un milímetro.







SIDEREUS NUNCIUS

Nadie conoce los compases,
confusa como estuvo, desde siempre,
la red, su desmesura;
pero a veces predigo lo imprevisto,
desmenuzo el caudal del color o el relámpago
y en una frase apunto:
“enfermo y arruinado, Kepler vende
las tablas del satélite”,
como si en todo curso
tan sólo nos valieran los números
que encajan en la elipse:

la regla al fin y al cabo,
la razón que prolonga lo finito.

(De Nudos)







GURFA

El zoco tiene toldos
y cenefas azules
sobre sacos abiertos
que huelen a azafrán y hierbabuena.

El zoco es multitud.
En sus paredes se hacinan
la seda con la lana,
la palma con la piel,
la fruta con la sal y los aceites.

De sus bóvedas pende
la luz de los octógonos.
A sus esquinas dan las caravanas.
A sus puertas se asoma el zapatero.

(De Ríos de arena)









SERVICIO

Sola por el plano de su planta,
del amanecer a la fatiga,
Habiba arregla camas
y repone las toallas
sin faltarle la sonrisa.

(De Ríos de arena)









“TRAUMA”

Todo huele en la lágrima podrida
de un huero amanecer desangelado
infecto de mercurio
y frígidos espejos,
en el aliento denso y tibio
que supura en los bordes del coágulo:
un olor a cuchilla, un olor de algodones.

Todo huele, inválida sutura,
en este lado mórbido del vidrio,
por el brillo narcótico de agujas
donde araña un tumor enmohecido,
por la ropa y el plástico
y el vapor de los caldos
en cápsulas calientes.

Todo apesta en el líquido del vaso,
en el cerco de la gasa y los eructos,
sobre el agua encajonada por el plomo,
en el vientre pestilente de las sondas,
de las bolsas, del apósito y la sangre.

Todo huele, blando y turbio,
con la mezcla del azufre y la anestesia,
con la sucia clorofila, con los yodos, por el labio de la herida y los drenajes
en el blanco sepulcral de los quirófanos.

(De La hora del vigía)








DE MEDIA EN MEDIA

Como si fuese un tiempo intacto,
desechada clemencia,
el que cuelga en tu torre, intruso;
como si todo fuera perdurable
y al mismo ritmo que nos marcas
la obstinación de lo reciente
perdieras, parte a parte,
tu gloria sin tardanza,
testigo tú
de la rutina y las hogueras,
terco bendecidor de lo apacible.

Como si fueras cómplice,
al compás del retraso te crecimos
esfumando la infancia
entre aquel laberinto de calles y azoteas
que tuviera por límite
el alcance de tu ojo sin párpado,
aprendiendo a contar tu repertorio,
también de madrugada,
aguantando sin miedo a la segunda
porque todo era en ti seguro,
lo mismo el equilibrio que la prisa.

Incluso te omitimos transparente,
vacío el aire
en la oxidada manecilla,
redondo y sordo para desconcierto nuestro,
aquellas veces en que sin ti nos atrevimos
pasando a ser más huérfanos,
a tener cada cual su cada hora,
a nunca coincidir
como si fuese o hubiese sido,
lejos del romo cucurucho,
la vida una amplitud
del desengaño.

Sabemos bien del viejo privilegio
que ni tu altura justifica,
del pulso que mantuvo
en vilo lo difícil,
del terco porvenir que nos desgrana.

No era truco ni tregua ni limosna
la sencillez de tu abundancia,
el sonido que a tientas
amasaba quietud y, de media en media
(o faro o campanario),
daba sentido a las semanas
como si fueses árbol y nosotros semillas de un tiempo detenido,
domado al menos, cuando todo era
por fortuna incipiente.

(De Ruradia: remota república)









FLACA

A la vez tajo y rosa,
peripecias para medir el fuego
de todos los barnices,
elegancia animal,

eso me ofreces
cada cinco delitos.

Ahí
de cuerpo indiferente,
yo que vine a perder
hasta el oxígeno.

(De Química Secreta)







LEGÍTIMO

No me perdones,
que el veneno nos traiga
más veneno,
más desdén el desdén
en su torpe reclamo,
que insolente el deseo
de dolor nos desangre.

Ni una lágrima más,
sólo el seco tormento,
la infecunda arrogancia
con que muerde el agravio.

No me perdones.
Hiéreme sin disculpa
con la saña más triste,
con el odio más ávido.

No me abandones:
ódiame fieramente,
y sin descanso.

(De Química Secreta)




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